.
English cv French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

15.4.18

MARCA HISPÁNICA CATALANA Y TRATADO DE CORBEIL (1258)


El “saco de mentiras históricas” (como don Antonio Ubieto solía definir a los nazionalismos separatistas españoles) era la perfecta denominación de aquellas entidades medievales cuya paupérrima realidad histórica y humilde pasado no correspondían a la desbocada ambición presente de ser “nació” o “país independent”. Por eso inventan y mienten su pasado.

Históricamente, la Cataluña actual no existió como entidad hasta la unificación de sus 8 condados por el emperador Carlos I en 1521.

Según el ordenamiento político internacional y su jurisprudencia, los condados catalanes fueron territorio francés, feudatario de los reyes francos y así fue hasta el 16 de julio de 1258, fecha del Tratado de Corbeil. En el mapa que se adjunta de la Biblioteca Nacional de Paris (1235) se puede observar que Cataluña ni tan siquiera existe: los ocho condados feudales de lo que hoy es Cataluña pagaban vasallaje a los reyes francos.

Durante toda la Edad Media Cataluña era solo una “Marca Hispánica” tributaria de los Reyes Carolingios hasta que en dicho tratado de Corbeil, 1258, entre San Luis Rey de Francia y Jaime I el Conquistador, acordaron que los Condados al sur de los Pirineos tributarían a la Corona de Aragón y los condados del norte a Francia.

Los 8 condados de la Marca Hispánica tuvieron plena jurisdicción hasta el siglo XV.

La única excepción fue el Condado de Barcelona que, por el matrimonio del Conde Ramón Belenguer IV en 1137 con Dª Petronila de Aragón, Barcelona quedó entonces incorporado a la Corona de Aragón pero sin variar su condición de condado. Los 7 restantes condados (Besalú, Vallespir, Peralada, Ausona, Ampurias, Urgel y Cerdanya) mantuvieron su independencia hasta 1521, cuando el Rey de España Carlos I nombró Virrey de Cataluña al Arzobispo de Tarragona, don Pedro Folch de Cardona. Por lo tanto Cataluña no existió como región hasta esa fecha y, por lo tanto, no pudo actuar nunca antes como entidad histórica unificada.

Más aún, el Reino de Aragón estaba integrado por los territorios que hoy lo forman, más todo lo que es la actual provincia de Lérida, más una franja grande del río Ebro hasta el mar, que incluía a Tortosa como ciudad costera. Por lo tanto, podríamos decir que las ciudades importantes del Reino de Aragón eran Jaca (la primera capital que tuvo cuando aún era Condado), Huesca, Lérida, Zaragoza, Tortosa y Teruel. Todo eso era el territorio auténtico del reino cuya corona tenía don Jaime "el Conquistador".

El Tratado de Corbeil (1258), escrito en latín y comienza con las palabras: “Es universalmente conocido que existen desavenencias entre el señor rey de Francia y el señor de Aragón, de las Mallorcas y de Valencia, Conde de Barcelona y Urgel, señor de Montpellier; por lo que el señor rey de Francia dice que los condados de Barcelona, Besalú, Urgel, etc... son feudos suyos; y el señor rey de Aragón dice que tiene derechos en Carcasona, Tolosa, Narbona, etc....”.

Por el Tratado de Corbeil, y siguiendo los consejos de algunos “hombres buenos”, el rey francés Luis IX cede a Jaime I de Aragón los condados de la parte española y Jaime I le cede a Luis IX los condados de la parte francesa. Esa es la síntesis de lo firmado en el documento cuya importancia radica en que se firmó 29 años después de la reconquista de Mallorca y 20 años después de la del Reino de Valencia.

De esa fecha y tratado es fácil sacar dos conclusiones:
a) Si Cataluña no existía como tal era imposible que algo que no existe conquistase ni Valencia (1238) ni Mallorca (1229).

b) Si carecía de unidad política, jurídica y geográfica ¿cómo iba a tener unidad lingüística si lo que allí se hablaba era un mosaico de dialectos procedentes del PROVENZAL?

Lo dicho: hay que reinventar un pasado inexistente, echando mano de la cienciaficción, para cuadrar ese saco de mentiras que ahora aspira a ser recetado “nació”. Por chantaje de votos, of course.

Per María Teresa Puerto Ferre 

El Tratado de Corbeil (1258) fue un acuerdo firmado en Corbeil (actualmente Corbeil-Essonnes en el departamento francés de Essonne, cerca de París) entre Luis IX de Francia y el Rey de Aragón Jaime I el Conquistador.
La muerte de Ramón Berenguer V de Provenza en 1245 y la boda de su hija Beatriz con Carlos de Anjou (hermano de Luis IX); la muerte de Ramón VII de Tolosa en 1249, la hija del cual estaba casada con otro infante de la casa real francesa; así como el matrimonio de Teobaldo II de Navarra con Isabel de Francia en abril 1255, por el que pasaba del tutelado del Rey aragonés al del Rey Francés; habían debilitado la posición internacional de la Corona de Aragón. En agosto de 1255 el heredero francés, Luis, se compromete en matrimonio con Berenguela, heredera de Castilla. El cerco francés sobre el Reino aragonés se estrecha.
El tratado se firmó el 11 de mayo de 1258. Por este tratado, la hija de Jaime I, Elisabet, se casaría con Felipe, heredero de Luis IX a la muerte de su hermano en 1260; el rey francés, como heredero de Carlomagno, renunciaba a los derechos sobre los condados de AmpuriasBarcelonaBesalúCerdañaConflentGeronaOsonaRosellón y Urgel. Jaime I, a cambio, renunciaba a la comarca de la Fenolleda y Perapertusés, que incluían los castillos de Puilaurens, Fenollet, Castellfisel, Peyrepertuse y Quéribus.
Además, renunció a sus derechos sobre TolosaQuercyNarbonaAlbiCarcasona (recibidas en feudo de Tolosa desde el 1213), RasésBéziersTermes y Menerbés. También renunció a Agde y Nimes (cuyo vizconde se reconocía como feudatario del rey aragonés desde 1112) y RouergueMillau y Gavaldá. Quedaban el vizcondado de Carlat y el señorío de Montpellier con la baronía de Omeladés. La renuncia a los derechos feudales sobre Foix fue rechazada por el rey al ratificar los documentos el 16 de julio de 1258. El 17 de julio el rey renunció a los derechos sobre Provenza en favor de Margarita, hija de Ramón Berenguer IV y esposa del rey francés.
El efecto fundamental del tratado fue eliminar definitivamente a los monarcas de la Corona de Aragón como factores políticos en el Mediodía francés. Un efecto secundario fue la transferencia de Provenza a la Casa de Valois, la cual, tras la extinción de la casa, se incorporó a la corona francesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario